Durante muchísimos años, el cine ha sabido mostrarnos la mejor manera de
perfilar el horror que se vivía en épocas fascistas o totalitarias. Con ello
conseguimos que, en vez de hablar de él, se exprese en imágenes que vayan
perfilando todo el horror que se concentraba en la época. La obra que
analizamos a continuación es buen ejemplo de ello. “El Conformista” supuso un hito en la evolución de
la personalidad cinematográfica de un genio llamado Bernardo Bertolucci
(Director). En ella, un cobarde personaje, acaba eligiendo el fascismo como
entorno natural en el que vivir. Durante toda la obra somos espectadores de un
espanto que narra la dictadura de unos hombres contra otros.
Son muchísimos los elementos que describen la época totalitaria de
la Italia de Mussolini, como por ejemplo los despachos grandilocuentes, el
interés, la violencia, el cinismo, la cobardía o el sexo oculto o
reprimido,etc..
Marcelo Clerici, protagonista de la obra, busca tranquilizar su conciencia tras el
asesinato de un homosexual refugiándose en una ideología de masas, dominante en
ese momento en Italia, que es el fascismo. Al amparo de esta ideología cree
justificar su asesinato, pues homosexuales, cobardes y judíos no merecen vivir
en esa sociedad dominante de hombres fuertes y mujeres sumisas.
Bertolucci realiza un película de alto contenido político pero
analizando el comportamiento conformista del protagonista. Es precisamente ese
análisis psicológico lo que mantiene el interés de la película en nuestros
días. "El Conformista" aborda como tema central los padecimientos de
un hombre durante la dictadura de Mussolini, pero desde una perspectiva
inusual: no se convierte en víctima del mismo, sino que por el contrario se ve
obligado a convertirse en verdugo. Todo ello porque a pesar de no estar de
acuerdo con lo que sucede, es incapaz de rebelarse contra ello.
Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención es la
desaparición de la expresión y la superioridad del deber al querer. El
protagonista, conformista con su obligación y situación, se torna en verdugo cuando acepta sacrificar a
personas queridas por él. Es magistral el modo en cómo lo cuenta Bertolucci:
sin estridencias emocionales, casi borrando cualquier conato de expresividad,
dos personas son asesinadas por alguien que no hace más que un trámite
engorroso y necesario. Sabemos que el dolor le atenaza, pero ni siquiera tiene
sentido mostrarlo.
Su enorme fuerza visual, su espléndida fotografía, su sensualidad
y complejidad narrativa son imprescindibles para poder afirmar que Bertolucci
consiguió reflejar la sociedad de la
última etapa de la Italia fascista de Benito Mussolini.
IMAGEN: momento de la película donde el Director quiere mostrar la frialdad que el conformismo de la época y del régimen totalizatario ofrecían. El protagonista, sentado en el interior del vehículo deja morir a una jóven con la que ha mantenido una pequela, pero intensa, relación sentimental.
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